Un artículo realizado por nuestro profesor D. Francisco Rojas Castellano comienza su escirto recordámdonos a Plinio el Joven (siglo I) " Es una noble misión rescatar a quienes merecen ser recordados"
D. Francisco Rojas nos
ha regalado a todos los corian@s con un tesoro de insospechadas
dimensiones: nada menos que una brillantísima página de nuestra memoria
humana y educativa. Un artículo que con el inmenso placer que da
releerlo, se convierte en todo un tratado histórico, literario y
pedagógico de nuestro pasado más cercano. Francisco, que ya nos
sorprendió con su generosa capacidad investigadora y su profunda
sensibilidad en “La Enseñanza en Villanueva de Córdoba (2010)”, es capaz
de remover cielo y tierra, engaño y dictadura, para hacer justicia con
un MAESTRO
coriano que, a la luz de la verdad -siempre reluciente cuando hay un
Francisco Rojas singular y quijotesco por el mundo-, despunta por sus
nobles y comprometidos actos. Disfrutemos de esta reposición de “la
verdad”, todo lo que no pudieron y anhelaron nuestros sacrificados
antecesores.
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D. Manuel Asián Ruiz (1910) |
El 12 de agosto de 1937, veinte días después de cumplir la edad de jubilación, moría en Coria del Río
D. Manuel Asián Ruiz,
uno de los maestros más ilustres de la historia de la enseñanza pública
del siglo XX. Perteneció junto con D. Francisco García García
(1829-1890) y D. Hipólito Lobato Palacios (1892-1952) a un grupo de
maestros que trascendieron su trabajo estrictamente docente para
implicarse plenamente en la vida local y que dieron lo mejor de sí
mismos para mejorar la vida de sus vecinos a través de la difusión de la
cultura entre los sectores más humildes de la sociedad coriana. Pero
mientras D. Francisco y D. Hipólito recibieron el reconocimiento de sus
méritos y de su valía, perpetuando su nombre en una calle o un colegio,
D. Manuel ha desaparecido de la memoria colectiva local. Tal vez sirva aquí el dicho de que
nadie es profeta en su tierra porque mientras sus compañeros no nacieron en Coria, aunque se identificaron profundamente con ella,
D. Manuel
nació en esta localidad y desarrolló toda su vida profesional en ella.
Pero, a veces, las mezquindades, las envidias o la indiferencia impiden
apreciar el mérito y las cualidades de nuestros vecinos. Quizá fue esto
lo que le pasó a este extraordinario maestro cuya figura constituye un
ejemplo de dedicación absoluta a la docencia, un modelo a seguir para
las siguientes generaciones...
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D. Manuel, con alumnos, en el patio de “la escuela de balde”, hacia 1917.
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El estudiante de Pedagogía Francisco López realiza esta entrada